La increíble historia del Cord 810, el primer coche con faros escamoteables de la Historia -- Autobild.es

2022-03-03 02:11:40 By : Ms. AU PINY

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Los faros que emergían como por arte de magia

En la década de los 70, 80 y 90 fueron muy habituales los deportivos con faros ocultos, un elemento que ha marcado a varias generaciones y que hoy muchos recuerdan con nostalgia. Pero el origen de ese diseño de las ópticas es mucho más antiguo. Esta es la increíble historia del Cord 810, el primer coche con faros escamoteables de la Historia.

Todos recordamos aquellos fantásticos deportivos con los faros escamoteables, como el Ferrari 512 BB, el Testarossa, el BMW M1 y Serie 8, el Corvette, el Lamborghini Countach, el Honda NSX, el Mitsubishi 3000GT y tantos otros. 

Este recurso estético pereció a finales de los noventa, entre otras razones, porque ofrecía una gran resistencia aerodinámica y también porque, se decía, no era seguro. Pero esta idea de esconder los faros es, en realidad, mucho más antigua. 

Pero hay que remontarse hasta 1936, en Estados Unidos, para encontrar el primer vehículo con unos faros ocultos que, como por arte de magia, emergían cuando era necesario alumbrar la vía. 

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El nacimiento de la marca Cord, una división de la Auburn Automobile Company, coincidió con el crack de la bolsa de Nueva York en 1929 y la posterior crisis de los años treinta, por lo que resulta fácil de entender que la vida de esta compañía fuese tan breve, apenas ocho años, viéndose obligada a cesar su producción en 1937. 

A pesar de su vida tan corta, tuvo tiempo de entrar en la historia del automovilismo, gracias a su vanguardismo, tanto en la mecánica como en el diseño. Introdujo importantes avances como la tracción delantera en el primer modelo que lanzó al mercado, el L29, siendo éste el primer coche de la historia en trasladar la potencia a las ruedas delanteras. 

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Poco después, esta innovación sería imitada por Citroën en el Traction Avant. Desde el punto de vista estético, los modelos de Cord se caracterizaron por unos diseños futuristas, originales, jamás visto antes, que llamaban poderosamente la atención. 

Pero no sólo sorprendió por el diseño de sus vehículos, sino que, además, la marca norteamericana ideó por primera vez la fórmula de ocultar los faros en los pasos de rueda, obra del diseñador Gordon Buehrig, argumentando que unas ópticas normales estropearían el estilo del coche y obstruirían el paso del aire. 

Eran como las luces de aterrizaje de los aviones Stinson.  Esos faros escamoteables fueron estrenados en el Cord 810.

El 810 fue lanzado en 1936, tres años después de que se dejara de fabricar el L29. En un primer momento, el 810 iba a ser un modelo para la marca Duesemberg, pero con otro apellido. 

Ofrecía una conducción suave y futurista que suponía toda una proeza técnica en la época. Pero un año después, en 1937, hubo una evolución del 810, el 812. 

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Se trataba del mismo coche con el mismo motor al que se le había añadido un compresor Schwitzer-Cummins que elevaba la potencia hasta los 190 CV, frente a los 125 del modelo anterior. Un salto de potencia importante. Además, añadía un tubo de escape con cromados y plateados en el exterior que dotaba al Cord de un aspecto más elaborado.

Además del compresor, el 812 tenía un motor V8 y 4.727 centímetros cúbicos en bloque de hierro fundido y cilindros de aleación, con dos válvulas por cilindros, un árbol de levas montado en bloque con abrazaderas de balancines y rodamiento y un carburador simple. Todo ello asociado a un cambio manual de cuatro relaciones.

Los motores de Cord estaban fabricados por Lycoming, otra división de la Auburn, que se dedicada exclusivamente a la construcción de motores de avión. El compresor Schwitzer-Cummins utilizaba un diseño de bloque de hierro y culata de aleación con válvulas laterales de culata en L, que se accionaban con el árbol de levas. 

El 812 contaba con una plataforma de palastro soldado y sección de capucha, pero con largueros laterales y sección en caja, que se movían desde los arcos de las ruedas traseras hacia adelante a través de la capucha, con el fin de sostener el motor, la transmisión y la suspensión delantera. 

Al igual que su hermano, el L29, la tracción era delantera, por lo que tenía unas abrazaderas de salida en esa zona junto con un muelle de haz transversal, que permitían al 812 disponer de una suspensión delantera independiente. 

En la parte trasera, en cambio, tenía un eje de haz ligero con muelle de lámina semielíptico. Los frenos eran de tambor y muy grandes, de 30 y 48 centímetros, hidráulicos y centrífugos, en cada una de las cuatro ruedas.

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Del 812 se hicieron diferentes versiones entre sedán, coupé y cabriolet, todas ellas muy elegantes e impresionantes, pero las más espectaculares fueron las descapotables: el Phaeton y el Sportsman. 

Presentaban un aspecto más deportivo y eran también las versiones más caras, alrededor de los tres mil dólares. Además de los característicos faros escamoteables, otro rasgo que sobresalía en el diseño del 810 y 812 era la rejilla de radiador en el frontal junto con un capó en forma de ataúd.

En el interior, destacaba un cuadro de instrumentos de aluminio con botones blancos que reforzaba la deportividad del coche. En la parte del copiloto, había una manivela para subir y bajar los faros.

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El Cord 812 fue, sin lugar a duda, un automóvil transgresor en su época, un coche que supuso toda una revolución en el sector, introduciendo desde innovaciones técnicas tan avanzadas como la tracción delantera hasta recursos tan originales como los faros escamoteables, un recurso que sería imitado varias décadas después.

Lamentablemente, no todo fue de color de rosa para Cord. Tanta carga tecnológica tuvo su contrapartida y sus modelos arrastraron muchos problemas de fiabilidad, a lo que hay que añadir el contexto de la Gran Depresión.

Todo esto hizo que las ventas de este espectacular coche avanzado a su tiempo nunca alcanzaran las cotas deseadas por la marca. Meses después de que el 812 saliera al mercado, Cord se vio obligada a cesar la producción y cerrar sus puertas. 

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